El Perú
Perú me hizo sentir bien. Me trajo esperanza. Me abrió sus puertas con abrigo y me las cerró con amor. Una conexión distinta cada día. Una nueva mirada.

En Perú soñé.
Después de haber estado 3 semanas en Bolivia
finalmente pisé la tierra del Perú.
En el terminal de buses de Puno, donde me dejo el
primer bus, conocí a una pareja de chicos argentinos que andaban viajando.
Aldana y Julián venían también de Bolivia y llevaban dos semanas recorriendo
Sudamérica juntos. Con ellos compartí mi estadía en Cusco y el tour hasta Machu
Picchu mas tarde.


PUNO
Apenas me subí al bus en Puno me sentí acogida por los
pasajeros peruanos que viajaban conmigo. El bus no tenía servicio de frazadas
pero tan pronto le pregunté al hombre de la agencia por una, él se consiguió
una colcha gigante con una de las señoras que viajaba también en el bus. Ella
muy amablemente me la vino a dejar a mi asiento y me pidió que se la devolviera
al final del viaje. La señora me dio una gran sonrisa y me prestó la colcha
para mi viaje.
En Bolivia y Perú es muy común ver a los pasajeros de
los buses viajar con grandes bolsas con frazadas y almohadas para su noche de
viaje. Al principio me parecía raro el hecho de ver a la gente acarrear tantas
mantas, especialmente en Bolivia, pero creo que era porque no estaba
acostumbrada a moverme tanto, no conocía las comodidades y los servicios que
ofrecen en cada país. Quizás también porque en Chile durante los viajes de
noche te proveen la mantita y típico que los buses tienen calefacción.
Ahora que pienso en las noches que he pasado viajando,
recuerdo algunas veces en las que pasé mucho frío en mi asiento mientras miraba
a los que se sentaban cerca de mí muy calientitos y cómodos con sus frazadas.
Solo una vez me atreví a pedir un pedacito de manta porque ya no aguantaba el frío.
Con esta señora compartí el viaje desde un pueblo cerca de Santa Cruz hasta
Cochabamba el día de mi cumpleaños, nunca hablamos pero la frazada quebró el
hielo, literalmente. La señora no estaba muy contenta de prestarme un pedacito
de manta para una de mis piernas (pierna y media) pero igual me dio un poco.
Bueno en este viaje desde Puno a Cuzco en Perú pagué
un poquito extra y me fui en bus cama, no veía unos de esos en un buen tiempo y
con el cubre cama que me prestaron pasé una muy buena noche. Descansé y
disfruté, no pasaba una noche tan buena en un bus desde hacía rato.

CUSCO



Llegue a Cusco un día de lluvia y muy helado. Me
sentía un poco triste, quizás con nostalgia. Creo que era una combinación de
cansancio, falta de sueño, la atmósfera del lugar y obviamente mí estado
anímico. En este caso fue un poco entristecedor llegar a una ciudad en esas
circunstancias. En Cusco llovía, además todo se veía gris, sin vida, la ciudad
estaba desierta, un poco oscura y hasta sin brillo. Traía las zapatillas
mojadas ya que me empapé afuera del terminal de buses y llevaba mi mochila al
hombro con pocas ganas, deseaba el sol... aunque fuera poco siempre cambia el
panorama. En el taxi hacia el hostal nos dimos cuenta que la congestión
vehicular es un gran problema y que pasaríamos unos bueno minutos esperando en
el taco. Me dediqué a observar las calles, los autos, la gente, su ropa, la
lluvia... El ombligo del mundo inca, Cusco el puma era real para mí. Había
llegado a tierra peruana.


Los siguientes dos días en Cusco el tiempo se arregló
algo, pero siempre amenazaba la lluvia. Cusco es una ciudad encantadora y
lindísima de todas formas. La gente del Perú es súper amable, ellos son
sencillos y muy simpáticos. Reciben bien al turista y saben cómo tratarlos. Me
sacaron muchas sonrisas y lo mejor es que la mantuvieron ahí en toda mi
estadía.


Los hombres del Perú son piroperos, picarones y
coquetos. Les gusta creer que se la pueden con cualquier chica. No sé si son
atractivos, no para mí, no lo creo pero definitivamente tienen lo suyo. Son
bajitos, algunos forzudos y todos risueños y juguetones. Muchos son directos y
puntudos. Por ejemplo cuando viajaba a la terminal para irme a Lima un taxista
fue demasiado honesto conmigo y me contó de una historia de amor que él tuvo
con una mexicana. Me explicó que la conoció en un bar y que estuvo con ella
unos dos días. En ese transcurso sucedió obviamente de todo y aquí está la clave
de la historia, él me contó que nunca había tenido sexo así como lo tuvo con
ella. Dijo que había sido loco, inusual, pasional y atrevido. Llegó al punto de
decirme que con ella había tenido el placer más grande de su vida y que nunca
después de ella lo tuvo de nuevo; también que fue realmente ella quien hacía
todo el trabajo, que él aprendió mucho hasta decir que con ella él aprendió a
hacer el amor. Habló de posiciones y cosas raras. Primeramente yo no sabía
dónde meterme cuando empezó con su historia. ¿Cómo puede un hombre que acaba de
conocer a una chica en el taxi contarle una historia como esa? Yo solo lo
miraba mientras manejaba, él era un hombre un poco mayor que yo, moreno,
maceteado que tenía unas cicatrices en la cara por efecto de acné me imagino,
llevaba gafas y tenía una gran panza que apretaba una camiseta blanca. Lo que más
me molestó es que llevaba zapatos de vestir negros sin calcetines, muestra de
mal gusto. Que ridícula que soy!
Terminó su cuento diciendo que nunca más vio a esta
chica... Era de imaginarse. Siguió luego quejándose de lo fría, desinteresadas
y aburridas que eran las mujeres locales cuando se trataba de las cosas íntimas
y que obviamente prefería las turistas. Finalmente me pidió mi número...
No se lo di! Luego me dijo que cambiara mi ticket o que él me compraba uno nuevo
para que me fuera otro día… obviamente no lo hice.
Después me pregunté ¿fue ese verdaderamente un momento
de honestidad y desahogo o de obscenidad y oportunismo? ¿Creía que yo le iba a
decir ya vamos, cambia de rumbo y enséñame lo que aprendiste? Cambio mi pasaje
ahora y llévame donde quieras!?!?
Me parece que es solo con las turistas, me imagino que
ellos creen que ya que estamos viajando o vacacionando, nosotras vamos a ser más
atrevidas y desinhibidas, que vamos a aceptar a quien sea que se cruce por ahí
con una palabra bonita. Bueno él no usó ninguna palabra bonita solo contó su
cuento ... Algunas tácticas de cortejo que me llaman mucho la atención.



Inca Jungle


Para llegar a las gloriosas ruinas sagradas de los
Inkas en Machu Picchu hice un tour de 5 días que culminó allá en la ciudad
perdida. El tour incluía muchas actividades y voy a explicarlas por parte.

El
primer día, hicimos ciclismo aventura bajando primeramente una montaña de unos
4300 metros de altura y luego rafting. Yo no hice la parte del rafting pero
tuve un día muy lindo que empezó en la cumbre de la montaña en el pueblo
llamando Santa María, luego una lluvia inmensa nos empapó completamente
mientras bajábamos la montaña la que a veces impedía que pudiéramos ver
mientras descendíamos. Debo ser sincera y confesar que esa primera parte fue un
poco dura ya que el viento soplaba fuertísimo congelando mis dedos mientras
montaba la bici y la lluvia estaba brava. Pesé que iba a estar así toda la
mañana y me preocupé un poco pero mientras bajábamos el tiempo se arreglaba mas
y mas hasta que llegó a ser una mañana bellísima. La parte de ciclismo duró
aproximadamente unas dos o tres horas. Cruzamos por riachuelos, algunas
pequeñas cascadas y paisaje muy lindos al mismo tiempo que tratábamos de evadir
los autos y camiones que pasaban por la carretera. Terminamos cómprame te
mojados de pies a cabeza. Algunos miembros del grupo se cayeron y quedaron
heridos pero yo no tuve ningún problema. El tour incluía hospedaje y comidas para
todos los días. El segundo días fue el más especial para mí. Caminamos 9 horas
por la selva peruana pasando por rutas originarias que los Inkas construyeron
hacia Machu Picchu. El camino del Inca tiene pasajes hermosos con miradores que
te quitan el aliento. Hay puntos maravillosos rodeados de ríos y vegetación.
Empezamos a caminar a las 8.30 de la mañana y llegamos finalmente a descansar a
las 9pm. Nos tomamos unos descansos en el camino donde el guía del grupo nos
dio información acerca de la flora del lugar por ejemplo la importancia
de la hoja de coca para la comunidad, la que les da vitalidad y claridad. Vimos
muchas plantaciones de plátanos, café, cocoa y otros árboles frutales. También
los guías prepararon un ritual tradicional Inca en el cual probamos distintos
elementos y aprendimos sus propósitos y efectos. Fue un día verdaderamente
mágico para mí. Me encantó muchísimo la caminata, las quebradas, los ríos y la
ruta estrecha y desafiante. El camino fue lindo, cálido, amigable y
emocionante. Términos el segundo día en unas piscinas termales para relajar los
músculos y descansar después de un largo día de aventura y caminata... En la
noche después de la cena nos tomamos unos pisco sours sabrosos, salieron unas
cervezas y bailamos en la disco local del pueblo de Santa Teresa.





El tercer día fue un caminamos 6 horas. Tres en la
mañana por una carretera hasta llegar a hydroelectra donde almorzamos y luego
seguimos la ruta del tren hasta llegar a Aguas Calientes o Pueblo Machu Picchu.
El cuarto día nos levantamos a las 4am para subir una montaña empinada que te
lleva hasta la puerta del Parque Nacional con el propósito de ver el amanecer
desde la Ciudad Perdida. Llegamos allá al rededor de las 6am. Desde ahí el guía
nos dio información acerca de las ruinas, los rituales que llevaban a cabo en
lugares específicos, sagrados, nos explicó también como el rey Inca vivía, el
trabajo de los sacerdotes y las elegidas que morían como ofrendas de un solo
palo en la cabeza para alegrar a los dioses macha mama, inti o algo así. Este
día aparte de haber sido durísimo físicamente fue muy gratificante
emocionalmente. Después de recorrer la ciudad por las primeras horas del día
algunos miembros del grupo nos fuimos a subir la montaña de Machu Picchu. Fue
una hazaña! Una hora y media de escalones empinados por la montaña más alta del
lugar. La garganta y los pulmones gritaban y mis piernas pedían
desesperadamente una descanso también. El resultado de la escalada fue
bellísimo. Llegar a la cumbre de la montaña fue muy reconfortante y las vista hasta
allá gloriosas. Para recargar energías cominos unos sándwiches y fruta en la
cima y apreciamos la creación maravillosa de los creativos Inkas. Que
inmensidad, que ingeniosidad... Que totalmente impresionante. Al bajar la
montaña las piernas tiritaban mucho y ya no querían seguir. El
Cuarto día del tour fue el días de más retos físicos
pero igualmente reconfortantes. Machu Picchu es una obra de arte, cada piedra
tiene un propósito, ellas fueron colocadas con precisión, pulidas con
delicadeza y conectadas en una manera que muestra la inteligencia de los
indígenas peruanos. Cada ruina tiene una historia, cada ángulo un secreto, cada
rincón me parecía misterioso. Caminando por los pasajes de la ciudad me alegré
mucho. Me motivé a pesar del cansancio de mi cuerpo a apreciar la magnitud esta
maravilla del mundo. Una creación que inspira dedicación, determinación,
esfuerzo, inteligencia.
Caminé de vuelta al hostal por el cerro que subimos en
la mañana. En el descenso mis piernas estaban resignadas... mi espíritu elevado.
El quinto día caminamos unas dos horas y media y luego
una van nos llevó de vuelta a Cusco en 6 horas arribando alrededor de las 9pm.
Un tour largo y duro a momentos aunque grandemente gratificante y lleno de
pequeños momentos de gozo y gratitud.







Lima






Conocí a Roció en Foz de Iguazu una chica de Lima que
me recibió excelentemente bien. Hicimos la conexión en el hostal Che Lagarto y
hemos mantenido el contacto hasta ahora. Nos une la pasión por viajar y
conocer nuevas tierras, descubrir costumbres y tradiciones diferentes y el
deseo de ser parte de un mundo lindo e inmenso. Roció me recorrió en el
terminal de buses y me llevó en su auto hasta Miraflores donde me quedé unos 3
días. Nos tomamos unos jugos naturales riquísimos y unos churros muy
ricos.
Me gustó mucho mi tiempo en Lima, aunque fue corto fue
muy constructivo para mí. Tuve tiempo para caminar y meditar. Recolectar
episodios de mis viajes. Apreciación me llenó. Y soñé.


Chao Peru, hasta la proxima
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